Se anticipa Gran Colapso de las civilizaciones para 2050

Próxima sexta extinción masiva de especies, por la grave aniquilación de la naturaleza: advierte Gerardo Ceballos, del Instituto de Ecología de la UNAM.

a sexta extinción masiva de especies que se avecina en la Tierra, por la velocidad a la que hoy se pierden sus poblaciones, en términos geológicos, parece instantánea, advierte Gerardo Ceballos, investigador del Instituto de Ecología de la UNAM

Ahora, en pocas décadas, desaparecen las especies que tardarían cientos de miles de años en extinguirse de manera natural. Las tasas de extinción provocadas por el hombre han sido calculadas entre 100 a 1000 veces más altas a las ocurridas en tiempos geológicos.

Un estudio del doctor Gerardo Ceballos, investigador de la UNAM, publicado en 2015, en Science Advances, indicó que las especies de vertebrados que desaparecieron en el último siglo, deberían haberse extinguido en 10,000 años, si se hubieran mantenido las tasas de extinción de los últimos dos millones de años.

En poco más de 100 años han desaparecido 477 especies, cifra que antes, con una tasa normal, hubiera tomado unos 10,000 años alcanzar.

En los últimos 700 millones de años, las cinco extinciones masivas fueron causadas por desastres naturales catastróficos. Por ejemplo, el meteorito que cayó hace 66 millones de años en Yucatán “evaporó 95 por ciento de la vida en el planeta”.

En cambio, esta sexta extinción masiva de especies es por el crecimiento desmedido de la población humana, el consumo excesivo y el uso de energías ineficientes como el petróleo, sugiere el investigador del Instituto de Ecología.

Tan grave es la aniquilación de la naturaleza por el ser humano, que estudios científicos predicen un gran colapso de la civilización para los años 2040 y 2050.

“No más allá”, subraya el ambientalista. Está tan cerca, que de ocurrir el gran colapso, les quedaría poco tiempo a quienes hoy tienen entre 10 y 20 años. “Sería terrible”, menciona.

El cambio climático, la contaminación por plástico, se pueden revertir, aunque lleve suficiente tiempo. Pero una especie extinguida ya no se puede recuperar.

Aún hay tiempo de actuar

De 1970 a 2015 se perdieron cerca del 70 por ciento de todos los animales, “no especies”, aclara. Desapareció 70 por ciento de los elefantes, jirafas, rinocerontes, tortugas, peces… en 45 años.

“Brutal y estúpido ha sido el ataque a la naturaleza”, porque las plantas y animales silvestres son la base de la vida en la Tierra. Cada vez que se extingue una especie o destruimos sus poblaciones, erosionamos la capacidad del planeta para mantener la vida.

Por razones éticas, morales, filosóficas, pero sobre todo por sobrevivencia, es necesario evitar su extinción. La ventana de oportunidad se está cerrado rápidamente, pero aún estamos a tiempo de actuar.

Hay que pasar de espectadores a actores, propone el Presidente de la Alianza Nacional para La Conservación del Jaguar. Hay que involucrarse, participar, “no a lo tonto, sino documentarse” para pelear, defender “los derechos del ambiente”.

Debemos, agrega, ser “voceros de la fauna y flora”, sobre todo la gente con más educación e influencia, ya que solo a una fracción mínima de la población mundial –7 mil 400 millones de habitantes– le interesa la defensa del ambiente.

El panorama en México

México es un país con profundos retos ambientales en donde muchas especies están en peligro de extinción. Es un “país miope” si no muestra, por ejemplo, la voluntad para salvar una especie tan emblemática como la vaquita marina. Urge alzar la voz como ciudadanos, mexicanos y país.

Para poder salvarla hay que acabar con la impunidad de una mafia internacional. La pesca de la totoaba –pez con propiedades afrodisíacas y medicinales– deja ganancias muy lucrativas a la delincuencia organizada de México, Estados Unidos y China. Un kilo de buche de ese pez, en cuya captura muere la vaquita marina, puede costar 100 mil dólares.

Para Ceballos es necesario que el nuevo gobierno defina una política pública ambiental que sea sólida y agresiva, considerando que para un desarrollo a largo plazo, sólido, fuerte y sostenible, hay que conservar el ambiente.

-El afán de destrucción de la naturaleza, ¿no lo hay con el Tren Maya? No se da información de su impacto ambiental.

–No se han dado a conocer detalles, porque no había proyecto. La Alianza Nacional para la Conservación del Jaguar, en vez de oponerse o estar a favor, demandó a Fonatur respecto a la legislación ambiental (“no tocar ninguna área protegida”) y propuso estudios de viabilidad en diferentes tramos, así como otras acciones que podrían ayudar. Pero un Tren Maya mal hech”, como toda obra de tal magnitud, puede tener un efecto negativo, grave.

–¿Qué opina de la termoeléctrica de la Huexca?

–Una termoeléctrica hace mucho menos daño que las dos carboeléctricas que acaban de anunciar. El problema, en parte, es la manera cómo se han hecho las cosas. En política se polariza y todo es malo. Debe haber una consulta seria y estudios de impacto ambiental, a cargo de instituciones como la UNAM y el Poli, para ver si se puede hacer y cómo se puede hacer.

Es imposible no hacer proyectos de desarrollo en un país en crecimiento y con una población con tantas necesidades, pero no debe ser a costa del ambiente. Con base en la ciencia y tecnología, primero hay que evaluar, diagnosticar, determinar y luego tomar las acciones adecuadas para ¨no afectar los derechos de los pobladores” y que la obra no tenga mucho impacto ambiental.

“Somos la última generación que tiene la posibilidad de evitar un colapso ambiental de magnitudes catastróficas. Hay una ventana de oportunidad que se está cerrando rápidamente. Lo que está en juego es la sobrevivencia de la humanidad”, remata el investigador.

Datos de la UNAM.


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